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miércoles, 21 de marzo de 2012

AL PROFETA



Salve tu sangre, salve tu amor, salve tu canto
Salve tu canto, la palabra eterna
salve tu amor en medio del quebranto
Salve tu homilía sempiterna!




Salve por siempre parábola del nido
brazos abiertos por amor profundo
Oh resucitador de los caídos
de mi patria y del mundo!



Tanto te amamos, fénix cuscatleco
luz inmortal de nuestro herido suelo
paladín de la voz de los humildes
canción de amor de nuestra patria en duelo.



Salve por siempre Monseñor Santoamérica
perdona a tus crueles asesinos
Salve estrella de mi Farabunterra
Dadnos la luz que guie a nuestro pueblo
en la construcción de su destino!


Salve Mesías, salve amor, salve justicia
salve tu palabra noche y día
que los labios del pueblo se iluminen
declamando tu última Homilía!

San Fabio Colindres y San Raul Mijango recreando “Los motivos del Lobo”


21/03/2012
By

ellobo

“Los varones que tienen corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
los mínimos y dulces Fabio y Raúl,
están con uno rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:….”

Adaptado de Los motivos del Lobo de Rubén Darío.

Hace poco comenté sorprendido sobre la publicación del periódico Digital El Faro sobre la supuesta negociación entre el Ministro de Seguridad, David Munguía Payés y las dos principales maras salvadoreñas, y tal como lo expresé en ese momento esta noticia detonó una auténtica bomba mediática que dió tres veces la vuelta al pais y al mundo entre el debate, la polémica y la diátriba todos estuvimos hablando al respecto, unos excusándose, otros acusándose y otros simplemente regodeándose en medio del atónito asombro generalizado.

Este día se detona otra bomba, los gestores de este cambio en el índice de criminalidad son el capellán del ejército, Monseñor Fabio Colindres y Raul Mijango, ex diputado y militante del FMLN salido de las viejas filas de ERP, separado el 2001 y fundador de los movimiento renovadores FDR y PSD, quienes lograron una milagrosa conversión de las maras, induciéndolos a lograr un entendimiento mutuo entre las dos principales pandillas para terminar con la violencia homicida entre ellos a cambio de una humanización en el trato a los jefes pandilleros encarcelados.

Aparentemente abogaron por una humanización en las cárceles sin hacer partícipe a las autoridades del milagroso acuerdo entre las maras y esto ha redundado en la disminución de los altos índices de homicidios.

San Fabio y San Raul habrá que llamar a los milagrosos personajes, pero lo cierto es que a estas alturas ya no se que demonios (perdón a los santos varones) creer, aquí caben dos posibilidades.

Primero. Una negociación es válida siempre que lleve a la eventual desarticulación de las maras como entes delincuenciales organizados y la posterior incorporación a la vida social y productiva del país, de sus miembros, todo dentro del marco legal y siempre que se mantenga el castigo penal para aquellos que han delinquido, pero dándoles un trato humano y que busque su rehabilitación. Si es eso, ¡Enhorabuena!, lo apoyamos en un 100%.

Segundo. Pero en caso de que la negociación solo sea una disminución de cuota, una breve tregua, a cambio de ciertos privilegios temporales y cantidades no determinadas de dinero, sin tocar el corazón de la entidad criminal, esto puede ser mas peligroso a futuro que los inútiles planes de manos duras, reduras y caraduras.

Un pacto de nación como la primera opción que expusimos, no puede ser unilateral o segmentado a ciertos actores de la problemática (maras y gobierno), sino que debe involucrar a toda la sociedad, pues es toda la sociedad quien ha sido víctima de la delincuencia, por lo que que difícilmente está dispuesta a aceptar, como en el caso del poema de Ruben Darío, que El Lobo se haya vuelto manso, piadoso y fiel a la palabra por lo que, llenos de odio y prejuicios terminaremos “dándole palos” al lobo, hasta despertar nuevamente a la fiera.

Por eso me extraña que no se haya trabajado en esta parte previamente, preparando a la nación para este nuevo “acuerdo de paz”, que es necesario, pero que no debe dejarse incompleto, como se dejaron los acuerdos anteriores, que no tocaron ni por asomo las causas de las diferencias que nos llevaron a la guerra.

Hay mucho que discutir en este tema, la simple satanización de las maras, solo es reflejo de la sociedad-víctima que tiene sed de venganza y quiere ser victimaria, los medios se han encargado de posicionar a las maras como la marca del mal, sin tocar jamás la causalidad de los determinantes sociales que llevaron a su creación y fortalecimiento, ahora el proceso de reversión debe ser integral y no solo dejarlo a la ideología o a los intereses electorales el atacar o defender estas decisiones.

A mi juicio se ha manejado muy mal todo el asunto, si se logra una disminución del índice de homicidios, que bueno, solo esperamos que este esfuerzo vaya en la dirección correcta, porque hasta el momento no tenemos nada que nos dé ni un ápice de certeza o de seguridad, de que no se trata de una trampa.

¿Y usted que opina?

LO QUE GANAMOS EN LAS PASADS ELECCIONES.






Personalmente creo que hemos ganado de forma inesperada y diferente a lo que es ganar de acuerdo a la concepción numérica de votos. El hecho de que hayamos perdido las alcaldías y los diputados que perdimos no es una derrota , claro que duele perder las ciudades emblemáticas que hemos perdido y dos de nuestros diputados de la fracción, pero hay que ver mas allá de la superficie de las cosas.

En el partido, parte de la militancia estaba bien acomodada y falta de preocupaciones, no fue capaz de advertir los que nos venía, dado a ello, el trabajo bien planificado de la derecha y una dosis de fraude nos llevo a la situación actual que de ninguna forma es ventajosa para los partidos mayoritarios si estos no negocian para el bien de la gobernabilidad y del pueblo.
Un día después de las elecciones, no me puse a lamentar o a acusar, sino simplemente a reflexionar y actuar. Lo primero es aumentar el número de banderas que de mi casa se exponen al público y después de ello visitar los lugares donde trabajé en los cuales ganamos tres alcaldías y nos robaron dos (Tejute y San Rafael Cedros), lastimosamente para Cedros significa la pérdida de proyectos ya iniciados, la perdida de una ambulancia y más que todo el seguir trabajando como se hizo durante las administraciones del FMLN y para Tejute, seguir con el anciano ladrón que durante las últimas cuatro décadas ha estancado el progreso de la comunidad, ello implica que inmediatamente después de analizar los fallos, vamos en ofensiva permanente.

Derrota, cual derrota? Se está derrotado cuando se ha aceptado el estarlo, pero el FMLN esta aun más fortalecido y ya andamos con las pilas puestas y la pólvora encendida para decirle a todo el mundo, aquí estamos, quiénes son los que dicen que no ganamos? Hemos ganado la cohesión, la unidad de pensamiento partidario y la disposición de lanzarnos cuanto antes a la lucha por el cambio que no llegara si nosotros no hacemos el trabajo y si no le pedimos al pueblo que se una a esta ofensiva.

Ayer estuve en Ciudad Arce, el impetuoso Mercado, el Parque, el Edifico Multifuncional, la infraestructura vial, los proyectos agrícolas de Zapotitán, la iluminación y agua potable de Pasatiempo y Flor Amarilla, las carreteras de Santa Rosa y Santa Lucia, el Cyber Municipal, el impulso por el desarrollo integral de la juventud y la mujer, la unidad con la iglesia católica y protestante, la unidad alcaldía, escuela, PNC, la permanencia de los talleres para la defensa del voto y el trabajo integral partido-pueblo es lo que nos llevó al triunfo demoledor sobre la derecha. Lo que hemos hecho no da los parámetros para seguir llevando el cambio y el progreso, pero más importante aún es mantener, desarrollar y fortalecer nuestros colectivos de trabajo partidario para que juntos con el pueblo podamos alfabetizarnos ideológicamente y nos preparemos mejor para enfrentar el presente y el futuro.

En menos de tres años se ha hecho lo que ningún alcalde de la derecha hizo a lo largo de la historia local, sin embargo; nuestra obra apenas comienza, hay que impulsar la Campaña Nacional de Alfabetización en el Capitulo Local, hay que impulsar el desarrollo artístico y turístico, la agricultura y la ganadería, el tiangue y la terminal de buses, la horticultura, ALBA ALIMENTOS, ALBA PETROLEO, el Plan de Salud.la Ley de Medicamentos, los cabildos municipales para rendirle cuentas al pueblo de forma frecuente, hay que desarrollar las comunicaciones, la ecología comenzando con reforestación, la planta purificadora de agua, la planta de procesamiento de basura, el mercadeo de productos, el pupusódromo y el mejoramiento de la imagen arquitectónica de la ciudad.

Como se puede ver para hacer todo lo que se piensa hacer tenemos que estar seguros políticamente, eso es lo primero. Para la campaña la derecha gritaba que el gusto de haber hecho los proyectos que hemos hecho íbamos a tener y que ellos los estrenarían, bueno el pueblo comprendió y respondió dándoles menos del 2% de apoyo a los areneros ganeros o como se llamen.
Para la familia Arcense, la primavera plantada por el Dr. Contreras y su equipo de trabajo, apenas comienza.

INVITACIÓN

CELEBRACION DEL 32 ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DE NUESTRO PASTOR MÁRTIR MONSEÑOR OSCAR ARNULFO ROMERO

FECHA: 24 DE MARZO 2012

PROGRAMA

7.30 am

CELEBRACIÓN ECUMÉNICA EN HOSPITALITO DIVINA PROVIDENCIA

8.30 AM

PEREGRINACIÓN A PLAZA CÍVICA

3.00 P.M.

PROCESIÓN DE FAROLITOS DESDE EL SALVADOR DEL MUNDO HASTA PLAZA CÍVICA

7.00 P.M.

EUCARISTÍA EN PLAZA CÍVICA

9.00 P.M.

VIGILIA DE MONS. ROMERO

SE CELEBRARÁ A MONS. ROMERO EN IGLESIA EL ROSARIO (PARQUE LIBERTAD)

FECHA: 30 DE MARZO 2012

PROGRAMA

3.00 p.m.

CELEBRACIÓN EN PLAZA CÍVICA EN MEMORIA DEL ENTIERRO DE MONS. ROMERO

ACTOS CULTURALES HOMENAJE A MONS. ROMERO

La dimensión política de la fe desde la opción por los pobres.

Una experiencia eclesial en El Salvador, Centroamérica

Mons. Oscar Arnulfo ROMERO


Discurso de Mons. Oscar Arnulfo Romero al recibir el doctorado honoris causa por la Universidad de Lovaina, pronunciado el 2 de febrero de 1980, 50 días antes de su asesinato. Considerado como su testamento teológico y político, este texto nos da lo esencial de su lectura del Evangelio y de su vida de fe.

Tema

Experiencia y reflexión que, de acuerdo con la amable sugerencia de la Universidad, tengo el honor de situar en el ciclo de conferencias que aquí se desarrolla sobre el sugestivo tema de la dimensión política de la fe cristiana. Desde luego, no pretendo decir, ni Vds, pueden esperar de mi, la palabra de un técnico en materia de política, ni tampoco la especulación con que un experto en teología relacionaría teóricamente la fe y la política.

Sencillamente voy a hablarles más bien como pastor, que, juntamente con su pueblo, ha ido aprendiendo la hermosa y dura verdad de que la fe cristiana no nos separa del mundo, sino que nos sumerge en él, de que la Iglesia no es un reducto separado de la ciudad, sino seguidora de aquel Jesús que vivió, trabajó, luchó y murió en medio de la ciudad, en la "polis".

En este sentido quisiera hablar sobre la dimensión política de la fe cristiana; en el sentido preciso de las repercusiones de la fe para el mundo y también de las repercusiones que la inserción en el mundo tiene para la fe.

Una Iglesia al servicio del mundo

Debemos estar claros desde el principio de que la fe cristiana y la actuación de la Iglesia siempre han tenido repercusiones socio-políticas. Por acción o por omisión, por la connivencia con uno u otro grupo social los cristianos siempre han influido en la configuración socio-política del mundo en que viven. El problema es cómo debe ser el influjo en el mundo socio-político para que ese influjo sea verdaderamente según la fe.

Como primera idea, aunque todavía muy general, quiero avanzar la intuición del Concilio Vaticano II que está a la base de todo el movimiento eclesial en la actualidad. La esencia de la Iglesia está en su misión de servicio al mundo, en su misión de salvarlo en totalidad, y de salvarlo en la historia, aquí y ahora. La Iglesia está para solidarizarse con las esperanzas y gozos, con las angustias y tristezas de los hombres. La Iglesia es, como Jesús. para "evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos, para buscar y salvar lo que estaba perdido" (LG 8).

El mundo de los pobres

Todos Vds. conocen estas palabras del Concilio. Varios de sus obispos y teólogos ayudaron mucho en los años sesenta para presentar de esta forma la esencia y misión de la Iglesia. Mi aporte consistirá en poner carne concreta a esas hermosas declaraciones desde la propia situación de un pequeño país latinoamericano, típico de lo que hoy se llama el Tercer Mundo. Y para decirlo de una vez y en una palabra que resume y concretiza todo, el mundo al que debe servir la Iglesia es para nosotros el mundo de los pobres.

Nuestro mundo salvadoreño no es una abstracción, no es un caso más de lo que se entiende por "mundo" en países desarrollados como el de Vds. Es un mundo que en su inmensa mayoría esta formado por hombres y mujeres pobres y oprimidos. Y de ese mundo de los pobres decimos que es la clave para comprender la fe cristiana, la actuación de la Iglesia y la dimensión política de esa fe y de esa actuación eclesial. Los pobres son los que nos dicen qué es el mundo y cuál es el servicio eclesial al mundo. Los pobres son los que nos dicen qué es la "polis", la ciudad y qué significa para la Iglesia vivir realmente en el mundo.

Permítanme que desde los pobres de mi pueblo, a quienes represento, explique entonces brevemente la situación y actuación de nuestra Iglesia en el mundo en que vivimos, y reflexionar después desde la teología, sobre la importancia que ese mundo real, cultural y sociopolítico, tiene para la propia fe de la Iglesia.

1. Actuación de la Iglesia de la arquidiócesis de San Salvador

En los últimos años nuestra Arquidiócesis ha ido tomando una dirección en su actuación pastoral que sólo se puede describir y comprender como una vuelta al mundo de los pobres y a su mundo real y concreto.

a) Encarnación en el mundo de los pobres

Como en otros lugares de América Latina después de muchos años y quizás siglos han resonado entre nosotros las palabras del Exodo:

"He oído el clamor de mi pueblo, he visto la opresión con que le oprimen" (Ex 3,9). Estas palabras de la Escritura nos han dado nuevos ojos para ver lo que siempre ha estado entre nosotros, pero tantas veces oculto, aun para la mirada de la misma Iglesia. Hemos aprendido a ver cuál es el hecho primordial de nuestro mundo y lo hemos juzgado como pastores en Medellín y Puebla. "Esa miseria, como hecho colectivo, es una injusticia que clama al cielo " (Medellín, Justicia, n. 1). Y en Puebla declaramos "como el más devastador y humillante flagelo, la situación de inhumana pobreza en que viven millones de latinoamericanos expresada por ejemplo en salarios de hambre, el desempleo y subempleo, desnutrición, mortalidad infantil, falta de vivienda adecuada, problemas de salud, inestabilidad laboral" (n. 29).

El constatar estas realidades y dejarnos impactar por ellas, lejos de apartarnos de nuestra fe, nos ha remitido al mundo de los pobres como a nuestro verdadero lugar, nos ha movido como primer paso fundamental a encarnarnos en el mundo de los pobres. En él hemos encontrado los rostros concretos de los pobres de que nos habla Puebla. (cfr. 31 -39). Ahí hemos encontrado a los campesinos sin tierra y sin trabajo estable, sin agua ni luz en sus pobres viviendas, sin asistencia médica cuando las madres dan a luz y sin escuelas cuando los niños empiezan a crecer. Ahí nos hemos encontrado con los obreros sin derechos laborales, despedidos de las fábricas cuando los reclaman y a merced de los fríos cálculos de la economía. Ahí nos hemos encontrado con madres y esposas de desaparecidos y presos políticos Ahí nos hemos encontrado con los habitantes de tugurios, cuya miseria supera toda imaginación y viviendo el insulto permanente de las mansiones cercanas.

En ese mundo sin rostro humano, sacramento actual del Siervo Sufriente de Yahvé, ha procurado encarnarse la Iglesia de mi Arquidiócesis. No digo esto con espíritu triunfalista, pues bien conozco lo mucho que todavía nos falta que avanzar en esa encarnación. Pero lo digo con inmenso gozo, pues hemos hecho el esfuerzo de no pasar de largo, de no dar un rodeo ante el herido en el camino sino de acercarnos a él como el buen samaritano.

Este acercamiento al mundo de los pobres es lo que entendemos a la vez como encarnación y como conversión. Los necesarios cambios al interior de la Iglesia, en la pastoral, en la educación, en la vida religiosa y sacerdotal, en los movimientos laicales, que no habíamos logrado al mirar sólo el interior de la Iglesia, lo estamos consiguiendo ahora al volvernos al mundo de los pobres.

b) El anuncio de la Buena Nueva a los pobres

Este encuentro con los pobres nos ha hecho nos ha hecho recobrar la verdad central del evangelio con que la palabra de Dios nos urge a conversión.

La Iglesia tiene una buena nueva que anunciar a los pobres. Aquellos que secularmente han escuchado malas noticias y han vivido peores realidades, están escuchando ahora a través de la Iglesia la palabra de Jesús: "El reino de Dios se acerca", "dichosos ustedes los pobres porque de ustedes es el reino de Dios". Y desde allí tiene también una Buena Nueva que anunciar a los ricos, que se conviertan al pobre para compartir con él los Bienes del Reino. Para quien conozca nuestro continente latinoamericano será muy claro que no hay ingenuidad en estas palabras ni menos aún opio adormecedor. Lo que hay en estas palabras es la coincidencia del anhelo de liberación de nuestro continente y la oferta del amor de Dios a los pobres. Es la esperanza que ofrece la Iglesia y que coincide con la esperanza a veces adormecida y tantas veces manipulada y frustrada, de los pobres del continente.

Es una verdad en nuestro pueblo que los pobres vean hoy en la Iglesia una fuente de esperanza y un apoyo a su noble lucha de liberación. La esperanza que fomenta la Iglesia no es ingenua ni pasiva. Es más bien un llamado desde la palabra de Dios a la propia responsabilidad de las mayorías pobres, a su concientización, a su organización en un país en que, unas veces con más intensidad que otras, está legal o prácticamente prohibida. Y es un respaldo, a veces también crítico, a sus justas causas y reivindicaciones.

La esperanza que predicamos a los pobres es para devolverles su dignidad y para animarles a que ellos mismos sean autores do su propio destino. En una palabra, la Iglesia no sólo se ha vuelto hacia el pobre sino que hace de él el destinatario privilegiado de su misión porque como dice Puebla "Dios toma su defensa y los ama (n. 1142).

c) Compromiso en la defensa de los pobres

La Iglesia no sólo se ha encarnado en el mundo de los pobres y les da una esperanza, sino que se ha comprometido firmemente en su defensa. Las mayorías pobres de nuestra país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por las estructuras económicas y políticas de nuestro país. Entre nosotros siguen siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel. Existen entre nosotros los que venden el justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; los que amontonan violencia y despojo en sus palacios; los que aplastan a los pobres; los que hacen que se acerque un reino de violencia, acostados en camas de marfil; los que juntan casa con casa y anexionan campo a campo hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país.

Estos textos de los profetas Amós e Isaías no son voces lejanas de hace muchos siglos, no son sólo textos que leemos reverentemente en la liturgia. Son realidades cotidianas, cuya crueldad e intensidad vivimos a diario. La vivimos cuando llegan a nosotros madres y esposas de capturados y desaparecidos, cuando aparecen cadáveres desfigurados en cementerios clandestinos, cuando son asesinados aquellos que luchan por la justicia y por la paz. En nuestra Arquidiócesis vivimos a diario lo que denunció vigorosamente Puebla: "Angustias por la represión sistemática o selectiva, acompañada de delación, violación de la privacidad, apremios desproporcionados, torturas, exilios. Angustias de tantas familias por la desaparición de sus seres queridos de quienes no pueden tener noticia alguna. Inseguridad total por detenciones sin órdenes judiciales. Angustias ante un ejercicio de la justicia sometida o atada"(n. 42).

En esta situación conflictiva y antagónica, en que unos pocos controlan el poder económico y político la Iglesia se ha puesto del lado de los pobres y ha asumido su defensa. No puede ser de otra manera, pues recuerda a aquel Jesús que se compadecía de las muchedumbres. Por defender al pobre ha entrado en grave conflicto con los poderosos de las oligarquías económicas y los poderes políticos y militares del estado.

d) Perseguida por servir a los pobres

Esta defensa de los pobres en un mundo seriamente conflictivo ha ocasionado algo nuevo en la historia reciente de nuestra Iglesia: la persecución. Vds. conocerán los datos más importantes. En menos de tres años más de cincuenta sacerdotes han sido atacados, amenazados y calumniados. Seis de ellos son mártires, muriendo asesinados; varios han sido torturados y otros expulsados. También las religiosas han sido objeto de persecución. La emisora del Arzobispado, instituciones educativas católicas y de inspiración cristiana ha sido constantemente atacadas, amenazadas intimidadas con bombas. Varios conventos parroquiales han sido cateados.

Si esto se ha hecho con los representantes más visibles de la Iglesia comprenderán ustedes lo que ha ocurrido al pueblo sencillo cristiano, a los campesinos, sus catequistas delegados de la palabra, a las comunidades eclesiales de base. Ahí los amenazados, capturados, torturados y asesinados se cuentan por centenares y miles. Como siempre también en la persecución ha sido el pueblo pobre cristiano el más perseguido.

Es, pues, un hecho claro que nuestra Iglesia ha sido perseguida en los tres últimos años. Pero lo más importante es observar por qué ha sido perseguida. No se ha perseguido cualquier sacerdote ni atacado a cualquier institución. Se ha perseguido y atacado aquella parte de la Iglesia que se ha puesto de lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa. Y de nuevo encontramos aquí la clave para comprender la persecución a la Iglesia: los pobres. De nuevo son los pobres lo que nos hacen comprender lo que realmente ha ocurrido. Y por ello la Iglesia ha entendido la persecución desde los pobres. La persecución ha sido ocasionada por la defensa de los pobres y no es otra cosa que cargar con el destino de los pobres.

La verdadera persecución se ha dirigido al pueblo pobre, que es hoy el cuerpo de Cristo en la historia. Ellos son el pueblo crucificado, como Jesús, el pueblo perseguido como el Siervo de Yahvé. Ellos son los que completan en su cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo. Y por esa razón, cuando la Iglesia se ha organizado y unificado recogiendo las esperanzas y las angustias de los pobres, ha corrido la misma suerte de Jesús y de los pobres: la persecución.

e) Esta es la dimensión política de la fe

Esta es en breves rasgos la situación y actuación de la Iglesia en El Salvador. La dimensión política de la fe no es otra cosa que la respuesta de la Iglesia a las exigencias del mundo real socio-político en que vive la Iglesia. Lo que hemos redescubierto es que esa exigencia es primaria para la fe y que la Iglesia no puede desentenderse de ella. No se trate de que la Iglesia se considere a sí misma como institución política que entra en competencia con otras instancias políticas, ni que posea unos mecanismos políticos propios; ni mucho menos se trata de que nuestra Iglesia desee un liderazgo político. Se trata de algo más profundo y evangélico; se trata de la verdadera opción por los pobres, de encarnarse en su mundo, de anunciarles una buena noticia, de darles una esperanza, de animarles a una praxis liberadora, de defender su causa y de participar en su destino. Esta opción de la Iglesia por los pobres es la que explica la dimensión política de su fe en sus raíces y rasgos más fundamentales. Porque ha optado por los pobres reales y no ficticios, porque ha optado por los realmente oprimidos y reprimidos, la Iglesia vive en el mundo de lo político y se realiza como Iglesia también a través de lo político. No puede ser de otra manera si es que, como Jesús, se dirige a los pobres...

2. Historización de la fe desde el mundo de los pobres

La actuación descrita de la Arquidiócesis ha partido claramente de la convicción de fe. La trascendencia del evangelio nos ha guiado en nuestro juicio y actuación. Desde la fe hemos juzgado de las situaciones sociales y políticas. Pero por otra parte es también verdad que precisamente en ese proceso de tomar postura ante la realidad socio-política tal cual es, la misma fe se ha ido profundizando, el mismo evangelio ha ido mostrando su riqueza. Sólo quisiera hacer ahora unas breves reflexiones sobre algunos puntos fundamentales de la fe que se han visto enriquecidos por esta encarnación real en el mundo socio-político.

a) Conciencia más clara del pecado

En primer lugar ahora sabemos mejor lo que es el pecado. Sabemos que la ofensa a Dios es la muerte del hombre. Sabemos que el pecado es verdaderamente mortal; pero no sólo por la muerte interna de quien lo comete, sino por la muerte real y objetiva que produce. Recordamos de esa forma el dato profundo de nuestra fe cristiana. Pecado es aquello que dio muerte al Hijo de Dios, y pecado sigue siendo aquello que da muerte a los hijos de Dios.

Esa fundamental verdad de la fe cristiana la vemos a diario en las situaciones de nuestro país. No se puede ofender a Dios sin ofender al hermano. Y la peor ofensa a Dios, el peor de los secularismos es, como ha dicho uno de nuestros teólogos: " el convertir a los hijos de Dios, a los templos del Espíritu Santo, al Cuerpo histórico de Cristo en víctimas de la opresión y de la injusticia, en esclavos de apetencias económicas, en piltrafas de la represión política; el peor de los secularismos es la negación de la gracia por el pecado, es la objetivización de este mundo como presencia operante de los poderes del mal, como presencia visible de la negación de Dios". (P. Ellacuría, Eca n. 353, p. 123).

No es por ello pura rutina que repitamos una vez mis la existencia de estructuras de pecado en nuestro país. Son pecado porque producen los frutos del pecado: la muerte de los salvadoreños, la muerte rápida de la represión o la muerte lenta, pero no menos real, de la opresión estructural. Por ello hemos denunciado la idolatrización que se hace en nuestro país de la riqueza, de la propiedad privada absolutizada en el sistema capitalista, del poder político en los regímenes de seguridad nacional en cuyo nombre se institucionaliza la inseguridad de los individuos (IV Carta Pastoral, nn. 43 - 48).

Por trágico que parezca, la Iglesia ha aprendido en su inserción en el mundo real socio-político a conocer y profundizar en la esencia del pecado. En ese mundo se desvela la más profunda esencia del pecado como la muerte de los salvadoreños.

b) Mayor claridad sobre la encarnación y la redención

En segundo lugar sabemos ahora mejor qué significa la encarnación, qué significa que y Jesús tomó carne realmente humana y que se hizo solidario de sus hermanos en el sufrimiento, en los llantos y quejidos, en la entrega. Sabemos que no se trata directamente de una encarnación universal, que es imposible, sino de una encarnación preferencial y parcial; una encarnación en el mundo de los pobres. Desde ellos podrá la Iglesia ser para todos, podrá también prestar un servicio a los poderosos a través de una pastoral de conversión; pero no a la inversa, como tantas veces ha ocurrido.

El mundo de los pobres con característcas sociales y políticas bien concretas, nos enseña dónde debe encarnarse la Iglesia para evitar la falsa universalización que termina siempre en connivencia con los poderosos. El mundo de los pobres nos enseña cómo ha de ser el amor cristiano, que busca ciertamente la paz, pero desenmascara el falso pacifismo, la resignación y la inactividad; que debe ser ciertamente gratuito pero debe buscar la eficacia histórica. El mundo de los pobres nos enseña que la sublimidad del amor cristiano debe pasar por la imperante necesidad de la justicia para las mayorías y no debe rehuir la lucha honrada. El mundo de los pobres nos enseña que la liberación llegará no sólo cuando los pobres sean puros destinatarios de los beneficios de gobiernos o de la misma Iglesia, sino actores y protagonistas ellos mismos de su lucha y de su liberación desenmascarando así la raíz última de falsos paternalismos aun eclesiales.

Y también el mundo real de los pobres nos enseña de qué se trata en la esperanza cristiana. La Iglesia predica el nuevo cielo y la nueva tierra; sabe además que ninguna configuración socio-política se puede intercambiar con la plenitud final que Dios concede. Pero ha aprendido también que la esperanza trascendente debe mantenerse con los signos de esperanza histórica, aunque sean signos aparentemente tan sencillos como los que proclama el tercer Isaías cuando dice que "construirán su casa y que la habitarán, plantarán viñas y comerán de sus frutos" (Is 65, 21). Que en esto haya una auténtica esperanza cristiana, que no se esté rebajando la esperanza a lo temporal y humano, como se dice a veces despreciativamente, se aprende en el contacto cotidiano de quienes no tienen casa ni viña, de quienes construyeron para que otros habiten y trabajan para que otros coman los frutos.

c) Fe más profunda en Dios y en su Cristo

En tercer lugar la encarnación en lo socio político es el lugar de profundizar en la fe en Dios y su Cristo. Creemos en Jesús que vino a traer vida en plenitud y creemos en un Dios viviente que da vida a los hombres y quiere que los hombres vivan en verdad. Estas radicales verdades de la fe se hacen realmente verdades y verdades radicales cuando la Iglesia se inserta en medio de la vida y de la muerte de su pueblo. Ahí se le presenta a la Iglesia, como a todo hombre, la opción más fundamental para su fe: estar en favor de la vida o de la muerte. Con gran claridad vemos que en esto no hay posible neutralidad. 0 servimos a la vida de los salvadoreños o somos cómplices de su muerte. Y aquí se da la mediación histórica de lo más fundamental de la fe: o creemos en un Dios de vida o servimos a los falsos de la muerte.

En nombre de Jesús queremos y trabajamos naturalmente para una vida en plenitud que no se agota en la satisfacción de las necesidades materiales primarias ni se reduce al ámbito de lo socio-político . Sabemos muy bien que la plenitud de vida se realiza históricamente en el honrado servicio a ese reino y en la entrega total al Padre. Pero vemos con igual claridad que en nombre de Jesús sería una pura ilusión, una ironía y, en el fondo, la más profunda blasfemia, olvidar e ignorar los niveles primarios de la vida, la vida que comienza con el pan, el techo, el trabajo.

Creemos con el apóstol Juan que Jesús es "la palabra de la Vida". (1 Jn 1,1) y que donde hay Vida ahí se manifiesta Dios. Donde el pobre comienza a vivir, donde el pobre comienza a liberarse, donde los hombres son capaces de sentarse alrededor de una mesa común para compartir, allí está el Dios de vida. Por ello cuando la Iglesia se inserta en el mundo socio-político para cooperar a que de é surja vida para los pobres no está alejándose de su misión ni haciendo algo subsidiario, sino que está dando testimonio de su fe en Dios, está siendo instrumento del Espíritu, Señor y dador de vida.

Esta fe en el Dios es lo que explica lo más profundo del misterio cristiano. Para dar vida a los pobres hay que dar de la propia vida y aún la propia vida. La mayor muestra de la fe en un Dios de vida es el testimonio de quien está dispuesto a dar su vida. "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por el hermano" (Jn 15,13). Y esto es lo que vemos a diario en nuestro país.

Muchos salvadoreños y muchos cristianos están dispuestas a dar su vida para que haya vida para los pobres. Ahí están siguiendo a Jesús y mostrando su fe en él. Insertos como Jesús en el mundo real, amenazados y acusados como él, dando la vida como él están testimoniando la Palabra de la Vida.

Nuestra historia es, pues, antigua. Es la historia de Jesús que intentamos proseguir modestamente. Como Iglesia no somos expertos en política ni queremos manejar la política desde sus mecanismos propios. Pero la inserción en el mundo socio-político, en el mundo en que se juega la vida y la muerte de las mayorías, es necesaria y urgente para que podamos mantener de verdad y no sólo de palabra la fe en un Dios de vida y el seguimiento de Jesús.

Conclusión: Opción por los pobres: orientación de nuestra fe en medio de la política

Para terminar quisiera resumir lo central de lo expuesto hasta ahora. En la vida eclesial de nuestra Arquidiócesis la dimensión política de la fe, o si se quiere, la relación ente fe y política, no se ha ido descubriendo a partir de reflexiones puramente teóricas y previas a la misma vida eclesial. Naturalmente que tales reflexiones son importantes, pero no decisivas. Estas reflexiones se hacen importantes y decisivas cuando recogen de verdad la vida real de la Iglesia. Hoy, el honor de expresar en este ambiente universitario mi experiencia pastoral me ha obligado a hacer esta reflexión teológica. La dimensión política de la fe se descubre y se la descubre correctamente más bien en una práctica concreta al servicio de los pobres. En esa práctica se descubre su mutua relación y su diferenciación. La fe es la que impulsa en un primer momento a encarnarse en el mundo socio-político de los pobres y a animar los procesos liberadores, que son también socio-políticos. Y esa encarnación y esa praxis a su vez concretizan los elementos fundamentales de la fe.

En lo que hemos expuesto aquí hemos delineado sólo los grandes rasgos de ese doble movimiento. Quedan naturalmente muchos temas por tratar. Se podría haber hablado de la relación de la fe con las ideologías políticas, en concreto con el marxismo. Se podría haber mencionado el tema candente entre nosotros de la violencia y su legitimidad. Esos tomas son objeto constante de reflexión ente nosotros, y los enfrentamos en la medida en que se van haciendo problemas reales, y aprendemos a dar una solución dentro del mismo proceso.

En el breve tiempo que me ha tocado estar dirigiendo la Arquidiócesis han pasado ya cuatro gobiernos diferentes con diversos proyectos políticos. También las otras fuerzas políticas, revolucionarias y democráticas han crecido y evolucionado en estos años. La Iglesia por lo tanto ha tenido que ir juzgando de lo político desde dentro de un proceso cambiante. En el momento actual el panorama es ambiguo, pues por una parte están fracasando todos los proyectos provenientes del Gobierno. mientras Que está creciendo la posibilidad de una liberación popular.

Pero en lugar de detallarles todos los vaivenes de la política en mi país he preferido explicarles las raíces profundas de la actuación de la Iglesia en este mundo explosivo de lo socio-político. Y he pretendido esclarecerles el último criterio, que es teológico e histórico, para la actuación de la Iglesia en este campo: el mundo de los pobres. Según les vaya a ellos, al pueblo pobre, la Iglesia irá apoyando desde su especificidad uno u otro proyecto político.

Creemos que ésta es la forma de mantener la identidad y la misma trascendencia de la Iglesia. Insertarnos en el proceso socio-político real de nuestro pueblo, juzgar de él desde el pueblo pobre e impulsar todos los movimientos de liberación que conduzcan realmente a la justicia de las mayorías y a la paz para las mayorías. Y creemos que ésta es la forma de mantener la trascendencia e identidad de la Iglesia porque de esta forma mantenemos la fe en Dios.

Los antiguos cristianos decían: "Gloria Dei, vivens homo", (la gloria de Dios es el hombre que viva). Nosotros podríamos concretar esto diciendo: "Gloria Dei, vivens pauper". (La gloria de Dios es el pobre que viva). Creemos que desde la trascendencia del evangelio podemos juzgar en qué consiste en verdad la vida de los pobres; y creemos también que poniéndose del lado del pobre e intentando darle vida sabremos en qué consiste, la eterna verdad del evangelio.

CONTRAPUNTO

ContraPunto Noticias de El Salvador

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(21/03/2012)

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